A pesar de los buenos resultados comerciales de la última temporada y las positivas proyecciones para las próximas, en la industria del kiwi saben que para reposicionarse con propiedad en los mercados internacionales se deben buscar e incorporar nuevos materiales genéticos, como variedades y portainjertos, capaces de mejorar y facilitar la producción en los huertos y satisfacer los cada vez más específicos y exigentes requerimientos de los consumidores.
Y si bien en las últimas décadas se hicieron esfuerzos en esa dirección, los resultados han sido, en el mejor de los casos, mediocres: casi el 100% de las variedades amarillas establecidas se perdieron por razones sanitarias, mientras que las verdes no han mostrado atributos mucho mejores que Hayward, la reina de ese segmento. Por el lado de los portainjertos tampoco se ha avanzado mucho debido a la escasa oferta presente en el mercado.
“Dar con una nueva variedad o un portainjerto es un proceso largo y complejo, no se trata de llegar y hacer una recomendación. Eso puede llevar años. Además, no hay que olvidar que, a diferencia de otros negocios, en el kiwi un productor no puede equivocarse, hay que ser súper certero”, afirma Christian Abud, asesor y director gerente de Abud & Cía.
Fuente: El Mercurio Campo Octubre 16 de 2025