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Aunque las precipitaciones de primavera ayudaron, los rápidos deshielos provocan dudas respecto del agua disponible para el verano. Aconcagua y Maule estarían entre las zonas más afectadas. Pequeños productores y el rubro del arroz son los más complicados.

Diego Castro, secretario ejecutivo de las juntas de vigilancias del río Claro (Maule) y del río Lontué, explica que lo más complicado está por venir. Los deshielos han sido abundantes a inicios de diciembre y una parte importante del agua ha ido a dar al mar. En los próximos meses se echarán de menos esas reservas, sobre todo si las lluvias otoñales tardan en llegar.

“Antes, el Maule tenía una importante superficie de trigo. Una vez que se cosechaba, esa agua quedaba disponible para el resto. Ese cultivo fue desplazado por frutales o cultivos industriales como el tomate, que son intensivos en uso de agua durante buena parte del año”, afirma Castro.
En ese nuevo escenario, la producción de arroz, muy demandante de agua, en zonas como Parral, enfrenta un escenario muy adverso.

Fuente: El Mercurio Campo 17 de Diciembre 2018